Información General
La guindilla o chile es un condimento picante que tiene muchas propiedades. Entre ellas un alto contenido en vitaminas A y C, potasio, calcio, hierro y magnesio.
Los orígenes de su uso se remontan hace más de 2000 años, en la cultura azteca, donde se le atribuían propiedades curativas, y fue introducido en el continente europeo gracias a Cristóbal Colón, que además de cruzar el Atlántico pensando que iba dirección al Próximo Oriente, encontró guindillas buscando pimienta negra. En aquella época la pimienta era una de las especias más valoradas, pero a falta de su presencia en América, se introdujo una especia nueva que para la gastronomía resulta muy rica. A través de España la guindilla se esparció por el Lejano Oriente, India y África, convirtiéndose en casi imprescindible en todas sus elaboraciones culinarias, ya que elimina toxinas y enmascara sabores.
Hoy en día parece imposible pensar en nuestra cultura gastronómica o la de otros países europeos sin la guindilla. Especialmente en Italia, donde el pepperoncino es una de las especies más empleadas para enriquecer platos. Personalmente la guindilla me resulta muy interesante, siempre que mantengamos una dosis equilibrada que realce los sabores pero no los tape. Hay variedades ahumadas, dulces, tostadas… uno de mis favoritos es el chile chipotle, os recomiendo añadirlo a una buena salsa brava y le aportaréis un toque sorprendente, ahumado, dulce, potenciado.
Beneficios para la salud por comer Guindilla
Nutricionalmente hablando, aparte de las vitaminas y nutrientes, contiene capsicina. A la capsicina se le atribuyen propiedades anticancerígenas, ya que se dice desnutre las células cancerígenas antes de que se activen. Además, es un acelerador del metabolismo, hasta puede acelerarlo en un 25 por ciento, lo que se traduce en una reducción de grasas y mayor consumo de calorías.
Pero igual lo más interesante es el hecho que estimula la liberación de endorfinas, como respuesta del dolor que el picante produce en la lengua. La endorfina es la llamada hormona de la felicidad, así que como dicen en América del Sur: échale picante al son, olvida las penas y disfruta. Si tienes una mala época haz el intento, que poco hay que perder, excepto unos quilos que te sobren. Eso sí, cuidado con el ardor de estómago o de intestino, que las tolerancias dependen de la costumbre en su consumo.