Información General
Las frutas del bosque son un tipo de frutas pequeñas y comestibles que tradicionalmente no se cultivaban sino que crecían en arbustos silvestres.
En el mundo medieval los bosques pertenecían al señor feudal y los frutos del bosque que en él crecían podían ser recolectados por los campesinos pero, a cambio, debían pagarle al señor por tomarlos.
En lenguaje común, se llaman frutas del bosque a las frutitas pequeñas, dulces (o ácidas), jugosas e intensamente coloreadas sacadas de arbustos silvestres. El contraste con los colores de fondo, las frutas del bosque son más atractivas a los animales que las ven, ayudando a la dispersión de las semillas de la planta. La mayoría de las bayas silvestres son frutas del bosque comestibles, pero se debe tener cuidado porque algunas son venenosas. Sus fuertes colores son pigmentos sintetizados por la planta. Algunas investigaciones han descubierto propiedades medicinales de los polifenoles pigmentados, como flavonoide, antocianina, tanino y otros fitoquímicos localizados principalmente en la piel y semillas. Muchos frutas del bosque tienen pigmentos antioxidantes y una alta capacidad de absorción de radicales de oxígeno entre alimentos vegetales.
En gastronomía, en general se consideran frutas del bosque a las siguientes frutas: arándano (azul), arándano rojo, calafate, cereza, endrina o arañón, escaramujo, no en crudo, pero sí mermeladas e infusiones, frambuesa, fresa o frutilla, fresa silvestre, murta o murtilla, muscadinia, grosella o zarzaparrilla, grosella negra o zarzaparrilla negra, grosella alpina, grosella espinosa, guinda, zarzamora, zarza pajarera, mora andina, mora de los pantanos, nuez de castilla, sauco, maqui, zandia (roja por dentro).
Beneficios para la salud por comer Frutas rojas o frutas del bosque
Las frutas rojas son de bajo valor energético por su escaso aporte de hidratos de carbono, son buena fuente de fibra.
Son ricas en vitaminas, especialmente vitamina C (las fresas y las grosellas las contienen en cantidades mayores que muchas otras frutas), folatos (sobre todo las frambuesas) y gran cantidad de beta-carotenos (con actividad pro-vitamínica A).
También poseen variados minerales en su composición: son muy ricas en potasio, y en menor medida contienen hierro y calcio, cromo, magnesio, fósforo, zinc y manganeso.
Diversos ácidos orgánicos, tales como el ácido oxálico (puede formar sales con ciertos minerales como el calcio, por lo que su consumo esta desaconsejado en personas que padecen este tipo de cálculos renales) o el ácido málico, son en parte responsables de su sabor.
Abundantes pigmentos naturales (antocianos y carotenoides) de acción antioxidante. En la alimentación humana, este tipo de frutas constituyen una de las fuentes más importantes de antocianos, que les confieren su color característico (morado-rojo).
Desde el punto de vista bioquímico, los fenoles y la vitamina C se caracterizan por poseer una elevada actividad antioxidante, neutralizando la acción de los radicales libres que son nocivos para el organismo. Según el departamento de agricultura de USA, que midió las propiedades antioxidantes de variadas frutas y vegetales, se determinó que las frutas del bosque son algunos de los alimentos con mayor capacidad de absorber los radicales libres.
Otros fenoles, como el quercetín, han demostrado en estudios in vitro inhibir el crecimiento de líneas celulares de tejido de la boca, mama, colon y próstata, así como también se ha demostrado la propiedad de estimular la apoptosis en células tumorales colónicas. Junto con otros antioxidantes presentes en las frutas del bosque, esto les confiere una potencial actividad anticancerígena.
Los flavonoides también tienen efectos en la optimización de los lípidos plasmáticos, aumentando el colesterol HDL.
Los acidos fenólicos, producen un efecto antiinflamatorio y anticoagulante.
La proantocianidina, (se concentra en altas cantidades en los arándanos), posee acción antibacteriana. Este compuesto ha demostrado prevenir la infección urinaria por inhibición de la adhesión de las fimbrias P de la E. coli a las células uroepiteliales. Se ha demostrado, además, que la proantocianidina posee una excreción fundamentalmente urinaria, por lo que se recomienda la ingesta de jugo de arándano en pacientes con riesgo de infeccion urinaria recurrente.
Por su alto contenido en agua y potasio, y pobre en sodio, posee efecto diurético.