En un bol grandote echamos dos ajos pelados y machacados, un huevo y sal a gusto (es mejor echar poca, luego se puede corregir) y procedemos a mezclar todo bien, con un mortero de madera hasta crear una masa. Después, quitamos la corteza al pan y se añade a esta masa, se va echando a poquitos para que no se sature demasiado. Cogemos un vaso normal y lo llenamos hasta la mitad con aceite de oliva V.E; el que yo uso sabe muy fuerte, entonces sólo uso medio vaso, lleno el otro medio de aceite de girasol, pero si es suave llenad el vaso entero. Se añade poco a poco para que la masa lo absorba bien, si os habéis pasado es cuestión de dar unas vueltas más antes de seguir. Al terminar de echar el aceite debe quedar una masa consistente que vamos a romper con un vaso de vinagre que igualmente se echará de a poquitos, porque se puede cortar. A continuación rallamos un tomate y lo añadimos al bol, seguimos mezclando. Ahora ya tenemos el ajoblanco pelamos el pepino y lo cortamos en taquitos, con el otro tomate hacemos lo mismo y se añade a la masa de ajoblanco. Se prueba y corrige la sal y el vinagre, si quedó demasiado espeso se puede añadir agua.

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